Mi opinión sobre el Velázquez Tech Museum de Madrid

Mi opinión sobre el Velazquez Tech Museum de Madrid

Las exposiciones inmersivas son una propuesta turística a medio camino entre la cultura y el entretenimiento. Y en los últimos años están proliferando mucho. En Madrid ha habido muchas recientemente: Van Gogh, Goya, Frida Kahlo… Todas han tenido un carácter temporal, pero también ha surgido una de carácter permanente sobre uno de los grandes iconos de la ciudad, y aquí os doy mi opinión: el Velázquez Tech Museum, que gira en torno al cuadro de Las Meninas del gran pintor sevillano, expuesto en el Museo del Prado.

Qué hay en este museo

Antes de darte mi opinión sobre el Velázquez Tech Museum de Madrid, te comento que estos son los principales espacios o atractivos que encontrarás:

  • La Habitación o la ‘sala de la sala’ del cuadro: Las Meninas es una escena que tiene lugar en el Cuarto del Príncipe del Alcázar de Madrid y en esta sala se recrea su espacio. Esto es clave para intentar comprender qué estaba pasando en esa escena y, sobre todo, qué cuadro estaba pintando Velázquez al autorretratarse en Las Meninas (un misterio que, por otro lado, nunca podrá resolverse con éxito)
  • Sala de ‘Los Pilares de la Sociedad’: es un espacio alargado donde se exponen algunas meninas y que nos invitan a reflexionar sobre la cultura y la sociedad actuales
  • Sala del holograma: en ella, se muestra una proyección de unos 10 minutos en la que un holograma de Velázquez nos cuenta algunos detalles del cuadro, ofreciendo algunas interpretaciones del mismo
  • Sala inmersiva: es probablemente una de las favoritas de los visitantes, pues funciona como un cubo de imágenes y efectos audiovisuales, muy tiktokeable
  • Sala ‘El arte en las calles’ y otras meninas: se exponen más figuras que formaron parte de la exhibición urbana Meninas Madrid Gallery. Destacan por gran originalidad, de modo que son las piezas más artísticas del museo. Y se reflexiona sobre la creatividad en nuestro tiempo
  • Sala de la foto: es el espacio final, donde se invita al visitante a tomarse una foto gratuita, creando la ilusión de que se comparte espacio con los protagonistas. En mi caso, es la foto que acompaña este artículo

Ahora sí: mi opinión sobre Velázquez Tech Museum de Madrid

Reconozco que no suelo visitar este tipo de exposiciones inmersivas: me gustan mucho más las obras reales, las originales de los museos. Mi opinión al respecto de la tecnología en el mundo del arte la ofrezco frente al cuadro del Lavatorio de Tintoretto, cuando hago la visita del Museo del Prado: las nuevas aplicaciones virtuales NUNCA podrán sustituir a la obra original.

Pero en ese momento, también añado otra apreciación importante: la tecnología puede ser un buen complemento para comprender y apreciar dicha obra. Y esa es verdaderamente mi opinión sobre el Velázquez Tech Museum de Madrid: resulta un buen complemento para reflexionar sobre el cuadro… después de haberlo visitado en persona en el Museo del Prado.

Lo más positivo del Velázquez Tech Museum

  • Ayuda a reflexionar sobre la intención de Velázquez al realizar la obra. ¿Era una sesión de retrato de los reyes Felipe IV y Mariana de Austria? ¿Había un juego de espejos en la sala?
  • Una buena experiencia en familia: ya se sabe que los jóvenes y los niños de ahora necesitan muchos estímulos visuales para no aburrirse. Y este museo tiene mucho de eso, precisamente
  • Recupera algunas de las mejores meninas que se expusieron en Madrid en años anteriores: recordemos que la mencionada Meninas Madrid Gallery fue una iniciativa en la que estas figuras se expusieron por las calles para después subastarse y recaudar fondos para fines benéficos. Una magnífica idea que tuvo un carácter temporal pero que aquí adquiere el carácter de permanente, para no olvidar nunca esa gran exposición urbana
  • La foto en la que los visitantes se cuelan entre los personajes resulta una idea muy interesante y, para algunos, la realización de un sueño imposible: estar allí con ellos y sentirse dentro del cuadro. En mi caso (y en el de Pablo Picasso), el sueño irrealizable es ver qué demonios estaba pintando Velázquez en ese momento, lo cual explicaría todo… y nunca lo sabremos
  • Su ubicación es muy céntrica, junto a la Plaza Mayor. El museo queda como a unos 10-15 minutos a pie del Museo del Prado. Estar en sus alrededores habría sido perfecto, pero quizás eso sería rizar el rizo…

Lo menos positivo del Velázquez Tech Museum

  • El idioma prioritario es el español: los carteles informativos están traducidos al inglés, pero si no me equivoco, el holograma solo habla en español, y no sé si hay forma de traducir todo ello a otros idiomas. Por ejemplo, al italiano o al francés, que son dos lenguas muy habladas entre los turistas que visitan la ciudad
  • El espacio del museo es relativamente pequeño. En cualquier caso, también debo decir que hay control de aforo mediante franjas horarias, así que no resulta una experiencia agobiante en lo que se respecta a la afluencia de visitantes

Cómo visitar el museo: precios, horarios…

Si tienes pensado visitar el Velázquez Tech Museum de Madrid, toma nota de estos detalles:

  • Dirección: Calle de Atocha 12
  • Horario: de 11.00 a 21.00, todos los días de la semana
  • Precio: 12€ entrada general, 9€ entrada reducida, 36€ entrada de familia
  • Dónde comprar: en los canales oficiales del museo o a través de otros vendedores concertados, como por ejemplo Civitatis (al mismo precio)

En definitiva…

Resumiendo: mi opinión sobre el Velázquez Tech Museum de Madrid es positiva. Me parece una idea original y necesaria para la ciudad, pues las figuras de las meninas se han convertido en auténticos iconos de la ciudad, puesto que las vemos en la decoración navideña, en camisetas de recuerdo, en exposiciones variadas… Por ello, viene a llenar un vacío que había hasta ahora: el de las exposiciones inmersivas, que tienen muchos seguidores en la actualidad.

El madrileño más universal es… ¡el Ratoncito Pérez! Y aquí está su casa

Todos hemos sido niños alguna vez, y a todos se nos han caído los dientes de leche. Y por la noche, tras dejar la pieza bajo la almohada, siempre llegaba un personaje mágico que nos lo cambiaba por una moneda o por un regalo. ¿Quién realiza tan simpático trabajo en tu ciudad o país? ¿The Tooth Fairy? ¿Il Topino? En España y en la mayoría de los países de Latinoamérica tenemos al Ratoncito Pérez, que de hecho es madrileño. Muchas de mis rutas turísticas por Madrid pasan precisamente por la puerta de su casa. Aquí te la presento.

Se encuentra en el número 8 de la calle Arenal, una de las calles peatonales que salen de la Puerta del Sol. Los detalles de su casa y su vida los conocemos gracias al escritor Luis Coloma, que publicó su historia en el libro El Ratón Pérez hacia 1894, aunque anteriormente ya le había mencionado Benito Pérez Galdós en su novela La de Bringas. En cualquier caso, cuenta Coloma que justo en este número se encontraba la Pastelería Prast, de gran prestigio en aquella época. De hecho, su dueño Carlos Prast era proveedor oficial del Palacio Real, muy cercano a este lugar y que por entonces aún era el lugar de residencia de los reyes. Además, Carlos era tan popular en la ciudad que llegó a ser alcalde de Madrid durante un tiempo.

Carlos hacía la vista gorda con los Pérez y, como sabía que el Ratoncito tenía poderes mágicos, permitía que este y sus familiares vivieran en el sótano de la pastelería, dentro de una caja de galletas de la marca Huntley&Palmers. De noche, nuestro ratón se hacía sus rutas por Madrid y por España, no precisamente turísticas, sino para cumplir estos encargos especiales: por las tuberías subterráneas llegaba a todas las casas y cambiaba el diente que el niño dejaba bajo la almohada por una moneda o por un regalo. Una de sus casas favoritas era por supuesto el Palacio Real, donde visitaba al Rey Buby, nombre con el que la reina Maria Cristina llamaba cariñosamente a su hijo, el Príncipe Alfonso.

El Ratoncito Pérez en Madrid: un encargo real

La fábula del Ratoncito Pérez la escribió Luis Coloma precisamente por encargo real, pues este jesuita también era consejero oficial de la Corona: la entonces Reina Regente María Cristina, al ver que su joven hijo Alfonso estaba pasando un mal trago para que se le cayera el primer diente, le pidió a Coloma que escribiera un pequeño cuento para poder tranquilizarle. Los protagonistas de este relato son, por supuesto, el Ratón Pérez y el rey Buby. Al final, la historia trascendió más allá de los muros del Palacio Real y se ha quedado como una entrañable tradición familiar.

raton perez

En el libro del padre Coloma se realiza una profusa descripción del Ratoncito Pérez, en el que se dice que tenía “sombrero de paja, lentes doradas y cartera de cuero rojo terciada”, donde guardaba los dientes y los regalos. En la primera planta de la galería comercial que ocupa actualmente el número 8 de la calle Arenal hay una pequeña casa museo donde se exponen numerosos cuadros del personaje y de sus ‘parientes’ internacionales, así como una maqueta de la casa donde vivía Pérez y su familia. Además, dentro de una vitrina, se muestra el supuesto diente que se le extrajo al rey Buby. En la web del museo podrás consultar los horarios y el precio (la entrada incluye una visita guiada).

Por supuesto, en la visita no podremos ver al ‘verdadero’ Ratoncito Pérez, pues siempre duerme durante el día para estar descansado durante la noche, que es cuando lleva a cabo su titánico trabajo. ¡Pero seguro que adultos y niños disfrutaréis de una curiosa experiencia en pleno centro de Madrid!

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