“Madrid, Km 0 de mis pasos”. Es una de las frases de los pasos de cebra de Madrid, de las aproximadamente 1.100 que se estamparon con el proyecto Versos al Paso, del Ayuntamiento y Boa Mistura. Está en el cruce de las calles Teniente Muñoz Díaz y Arroyo del Olivar, en el Distrito de Puente de Vallecas. Y es mía. Sé que no es una frase para llorar de la emoción, ni despertará la más profunda de las reflexiones. Pero para mí está cargada de significado, por muchos motivos. En las siguientes líneas lo explico.
Una ubicación (casi) soñada
Reconozco que junté las letras de Madrid, Km 0 de mis pasos, pensando en el simbólico Kilómetro Cero de la Puerta del Sol. Ya me conformaba con que fuera elegida como una de las frases para los pasos de cebra de Madrid, pues para mí era como un premio. Pero me habría encantado estar ahí, junto a la famosa baldosa, y pasar por encima de ella tras la explicación que suelo hacer en el centro de la plaza, normalmente sobre Carlos III, el anuncio de Tío Pepe y el reloj de la Real Casa de Correos. Y me habría encantado no por vanidad, sino porque es ahí donde se puede comprender al 100% su significado, como veremos.
Al final, el lugar elegido no fue ese cotizado trozo de suelo capitalino, sino otro mucho menos turístico, al que no llegan mis visitas turísticas por Madrid, ni creo que lleguen nunca, pero la frase reposa en un pequeño rincón de la ciudad que al que tengo mucho cariño y me trae muy buenos recuerdos.
Como puedes comprobar en este mapa de Versos al Paso, la web donde se recogen todas las frases de los pasos de cebra de Madrid, la frase está junto al estadio del Rayo Vallecano, el ‘segundo equipo’ de muchos madrileños, yo incluido, y el primero de los vallecanos de pura cepa. Allí he ido más de una vez al ver al Rayito, con mi padre, con mis hermanos o con amigos, tanto en Primera como en Segunda División. Además, los estadios de fútbol siempre me han atraído mucho, lo que me llevó a escribir un reportaje sobre la historia de los campos de fútbol de la ciudad en la revista Madrid Histórico, allá por el año 2008.
Pero resulta que esa esquina, la que da al córner sur, en el fondo del ‘futbolín’, está cargada de simbolismo para mí: ahí está la entrada que atraviesan los corredores de la San Silvestre Vallecana (edición Internacional) para enfilar los últimos metros, pues la línea de meta se sitúa sobre el césped. Y en el año 2003 yo también la crucé pues, en un alarde de locura con mi amigo de la universidad Miguel: corrimos la popular primero, al acabar cogimos el Metro en Portazgo hasta la salida en Santiago Bernabéu y nos ‘colamos’ en la Internacional. Hoy, con todas las medidas de seguridad que hay, habría sido imposible hacerlo (aún no habíamos sufrido el 11-M). Pero por entonces sí se podía, así que me puse la camiseta del Rayo de aquellos años, la de la avispa de Rumasa, y a correr. Y todavía tengo en la memoria los gritos y ánimos que me daban los vallecanos cuando subía por Arroyo del Olivar, roto de cansancio pero pleno de orgullo franjirrojo. ¡Sin saber que, 15 años después y unos metros más allá, una de las frases de los pasos de cebra de Madrid iba a estar allí en su asfalto!
Aunque la locura de correr dos sansilvestres del tirón ya no se me pasa por la cabeza, sigo acudiendo puntual a mi cita con esta carrera popular, la más especial de todo el calendario: tanto por su día de celebración, el 31 de diciembre por la tarde, como por su ambiente festivo y, lógicamente, por su recorrido: ¡conecta mis dos estadios madrileños! Con cariño, la llamo ‘mi pequeño Camino de Santiago’, pues más que una carrera, para mí es toda una peregrinación que termina en el Km 10 de la carrera pero enlaza con el Km 0 del nuevo año. Así que en la edición de 2018, volví a dejarme caer por allí, con la camiseta de entonces para inmortalizar ese momento.
Qué quiere decir esta frase
Ya sé que las poesías o los versos no se deben explicar, pues le quitan parte de la magia. Pero dar ese valor literario a mi Madrid, Km 0 de mis pasos sería demasiado pretencioso, la verdad. Dejémoslo simplemente en una de las ‘mil y pico’ frases de los pasos de cebra de Madrid.
Como seguramente sepas, hayas o no hecho una visita guiada por Madrid, el Kilómetro Cero es uno de los elementos distintivos de la ciudad. Se trata, de alguna manera, del centro del país. Aunque la centralidad geográfica perfecta se la disputan las cercanas Pinto y Getafe, esta plaza no dista mucho de ambas localidades. Pero de lo que nadie duda es que estamos ante el centro social y emocional de España: la celebración de las Campanadas en Nochevieja es la mejor prueba de ello, pero otras importantes manifestaciones de nuestra historia así lo demuestran.
Además, esta baldosa no se trata solo del centro de España, sino también de un punto geográfico de referencia que, oficialmente desde 1856, sirve para contar las distancias en España, coincidiendo grosso modo con los itinerarios de postas que instauró Felipe V en 1720, germen de las carreteras radiales de España. Es decir, es una baldosa que denota ‘origen’, puesto que en todo trayecto hay un punto de partida y otro de llegada.
Eso es lo que a menudo ocurre con mis visitas guiadas por Madrid: si el cliente me da total libertad para elegir el recorrido, prefiero empezar aquí, en la Puerta del Sol. Inconscientemente, organizo mis recorridos con esta plaza como referente: a grandes rasgos, hacia el oeste se abre el Madrid de los Austrias (Plaza Mayor-Plaza de la Villa) y hacia el este, el Madrid de los Borbones (en torno al eje del Paseo del Prado).
Pero de una forma más general, Madrid es para mí el origen de todo. Es la ciudad donde nací en 1984, donde viví unos años y adonde vengo a trabajar todas las semanas. Y también es mi base desde la que intento descubrir un poco de mundo, pues solo se puede entender cómo son otros países, otras ciudades y otras gentes cuando se conoce bien el propio lugar de origen. Por ello, es la atalaya desde la que observo las cosas y la línea de salida desde la que comenzó este apasionante viaje, que no es otro que la vida misma, que se sabe cuándo empieza pero no cuándo termina.
Un hueco para el viaje en los pasos de cebra de Madrid
Madrid es también el origen de mis viajes: la ciudad o región desde la que parto, física o emocionalmente, así como el lugar al que siempre vuelvo. Por tanto, además de punto de origen es, igualmente, punto de regreso: una línea de meta que, sin darnos cuenta, cruzamos una y otra vez con la mochila cargada de nuevas vivencias y mayor experiencia.
El amor o el honor son temas recurrentes en la literatura. Pero a mí siempre me han tocado la fibra los libros de viajes. Quizá por ello, mi favorito y el que más me ha marcado es Viaje a la Alcarria, en el que Camilo José Cela recorre la tierra de mi familia paterna, la Alcarria. Puede también que por eso, casualidades de la vida, he ido a parar a una calle que destila viaje por todas las letras de su nombre: “Camino del Paseo”. Y por supuesto, si hay una profesión ligada al viaje que me iba bien, esa es la de guía turístico de Madrid.
Así que si de viajes, caminos y rutas se trata, Madrid será siempre mi Km 0, el origen de los pasos radiales de mi vida, como dice mi pequeña aportación a las frases de los pasos de cebra de Madrid.