Mucho se habló hace tres años del derribo de la antigua cárcel de Carabanchel y de la lucha vecinal para conservar alguno de sus elementos arquitectónicos. Poco o nada se ha hablado de cómo puede afectar el desarrollo urbanístico de esta zona a una de las joyas del mudéjar madrileño, colindante con estos terrenos: la ermita de Santa María la Antigua.
Ayuntamiento y Ministerio del Interior acordaron destinar los terrenos a la construcción de 650 viviendas, un hospital, algunas zonas verdes y equipamientos públicos diversos, como comisaría o bibliotecas.
Poco se sabe hasta ahora sobre los detalles de este plan urbanístico, pero de momento no parece que nadie se acuerde de Santa María la Antigua. En los planos dados a conocer hace dos años, se observa que la ermita mudéjar estará rodeada por unas pequeñas zonas verdes, pero no hay ninguna mención a si se hará algo más para poner en valor este histórico edificio donde, según la tradición, tuvo lugar el milagro del lobo de San Isidro Labrador.
Habría sido muy interesante conservar y restaurar la cúpula del antiguo centro penitenciario, idea promovida por la Plataforma por un Centro para la Paz y la Memoria de la Antigua Cárcel de Carabanchel. Siempre es enriquecedor encontrar a poca distancia monumentos de épocas y tradiciones distintas.
Pero de vuelta a la realidad, lo único cierto es que, mientras el proyecto toma forma, la ermita mudéjar de Santa María la Antigua languidece entre el olvido de los madrileños y la instalación de nuevos poblados marginales.
Estaremos atentos a cómo se va materializando el plan y a si se tendrá lo suficientemente en cuenta el valioso patrimonio histórico del lugar.
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