‘Madrid no es una ciudad para bicis’, un mito a desmontar (1)

Hasta hace bien poco, al que iba en bici por Madrid se le consideraba un flipado, un ‘friki’ o un guay. Algo así pensaba Carmen sobre su difunto marido en ‘Cinco horas con Mario’, de Miguel Delibes (digo “algo así” porque en 1966, cuando se publicó el libro, esos adjetivos quizá ni existían). Hoy, la mentalidad de los madrileños ha evolucionado, pero aún se puede avanzar más para cambiar nuestra conciencia a favor de la movilidad ciclista en la capital.

El mayor mito a derribar es ‘Madrid no es una ciudad para bicis’. Lo usan mucho aquellos que, aún siendo favorables a la bici, no se atreven a subirse a una en esta ciudad. Y suelen argumentar dos motivos:

1. Madrid tiene muchas cuestas.
2. Es peligroso por los coches.

Pero estos dos ‘handicap’ se podrían superar con mayor valentía por parte de los ciudadanos y de las instituciones:

Madrid tiene cuestas, sí, pero suelen ser desfavorables sólo en un sentido del trayecto. Me explico: el río Manzanares es la cota más baja de Madrid. Por lo general, si te alejas del río, subes; si te acercas, bajas. Eso mismo ocurre con el paseo de la Castellana o con la M-30, que discurren por antiguos arroyos.

Es decir: lo ‘incómodo’ sería sólo  la ida o la vuelta, porque a nadie le molesta ir en bici cuesta abajo. Para el trayecto cuesta arriba, veo dos soluciones:

La primera, hacer el desplazamiento ‘incómodo’ en transporte público. Aquí entra en juego la valentía de las instituciones en regular y gastarse los cuartos para fomentar la bicicleta. Renfe ha dado un paso adelante al autorizar las bicis durante todo el servicio en todas las líneas de Cercanías. Metro debería seguir sus pasos y hacer lo mismo, porque su actual horario es insuficiente.

Lo siguiente que deberían hacer es aumentar la frecuencia de trenes en hora punta, lo cual, además, beneficiaría a todos los pasajeros, independientemente de si llevan bici o no. En autobús también se pueden llevar bicicletas plegables si van plegadas, pero a mi juicio ésta sí es una opción incómoda.

La segunda solución es la de entrenar más. Parece absurdo, pero no lo es. Cuanto más coges la bici, mejor te encuentras y mejor afrontas las cuestas arriba. Y, además, reconforta ver la propia evolución.

El segundo ‘handicap’, el de los coches, también es superable, esta vez con la valentía de los ciclistas. Está claro que Madrid tiene gran densidad de tráfico y te cruzas con taxistas, autobuseros y conductores en general con el ánimo cambiado o con excesiva prisa. Pero esto también te puede pasar yendo en coche o en moto. Sobre dos ruedas, si vas con precaución y señalizando correctamente, evitas muchos problemas.

La Administración también debería rascarse más el bolsillo para segregar carriles bici. Desde el Ayuntamiento de Madrid han salido proyectos bastante interesantes pero, a la hora de la verdad, se han quedado en papel mojado. Por ello, hay que estar vigilantes y exigir que el Gobierno municipal cumpla en esta legislatura sus promesas electorales, como la del Primer Cinturón de Movilidad, y complete sus proyectos inacabados, como el sistema de alquiler público ‘My Bici’.

Dicho todo esto, es lógico reconocer que no todo el mundo está capacitado para ir en bici por Madrid, especialmente personas demasiado mayores o con algún problema de salud. Pero el resto de ciudadanos, especialmente los jóvenes, deberían asumir que en sus manos está mejorar la calidad del aire que respiramos. Y eso pasa por coger menos el coche y más la bici.

Y, además, sale mucho más barato.

Nota: el Plan Director de Movilidad Ciclista de Madrid analiza en profundidad la situación de la bici en la ciudad.

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