Algunas ciudades se hacen célebres gracias a célebres pintores. Y Madrid tiene mucho que agradecer al suyo: Antonio López, maestro del hiperrealismo y del paisaje urbano contemporáneo, gran retratista de esta ciudad.
Es cierto que Madrid no lo ha ignorado. Ha colocado dos esculturas suyas, ‘Día’ y ‘Noche’, en la estación de Atocha y ha albergado exposiciones con sus obras, la última en el Museo Thyssen-Bornemisza, lo cual le ha hecho ser noticia en todos los medios estas semanas.
Sin embargo, aún se pueden llevar a cabo otras iniciativas originales, que servirían para difundir el trabajo que ha hecho Antonio López por la imagen de Madrid. Esta es mi humilde propuesta, que algún día se podría trasladar al Ayuntamiento:
El verano pasado, Antonio López sorprendió a propios y extraños cuando se plantó en medio de la Puerta del Sol para inmortalizar la céntrica plaza madrileña. Fue un trabajo de varias semanas, que realizó ante la atenta mirada de muchos ciudadanos. El maestro manchego, para pintar siempre desde la misma posición, realizó unas marcas en el suelo, como puede verse en la imagen.
Pues bien, la propuesta es colocar una baldosa en ese mismo lugar con una réplica de la marca que Antonio López hizo en el suelo para situar sus pies. Al estilo de la del Kilómetro Cero. Por desgracia, a nadie se le ocurrió conservar aquellas señales después de que el pintor terminase su trabajo. Pero sí tenemos documentos gráficos con la posición que ocupaba el manchego aquellos días en la plaza.
Las imágenes que acompañan este texto son del reportaje en vídeo que realicé para ELMUNDO.es, pero no fuimos el único medio que cubrió esta noticia. Entre todos los fotógrafos y cámaras que allí acudimos podríamos aportar suficiente material gráfico como para hallar la posición exacta de las marcas.
No olvidemos que Antonio López es el artista español vivo más cotizado y que este cuadro, en el que aún trabaja, será algún día una de sus obras más valoradas.
Y es que una ciudad es interesante no sólo por su belleza o su ocio, sino también por el poder evocador que genera en sus visitantes. Y qué mejor forma de evocar al genial Antonio López que situarse sobre sus pies y ver lo que un día vieron sus ojos, lo que un día despertó su inspiración.
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