En mis visitas turísticas por Madrid siempre lo digo: «Los parques no se explican, se pasean». Así es como mejor se disfrutan. Y si el parque es especial, la experiencia se puede disfrutar tanto interiormente como en familia. Por tanto, las indicaciones en estos lugares son siempre orientativas, evocadoras, sugerentes, para que ayuden a crear esa conexión entre el paisaje y la persona. Y una ruta turística por el Parterre del Retiro no es una excepción.
El Parterre del Retiro es una de esas zonas con magia de la ciudad, un efecto que se consigue por sus dos accesos principales. Al entrar por la puerta de Felipe IV, en la calle Alfonso XII, el golpe de color de las flores sorprende al visitante, pero por el otro extremo, en el Paseo del Paraguay, la vista panorámica del jardín es fascinante.
El Parterre se trata de un jardín de gusto francés, de ahí su nombre, inspirado como tantos otros en los jardines de Versalles. Se trata de un espacio que tiene mucho que agradecer a los franceses: lo ordenó construir Felipe V, primer rey borbónico de España y de origen francés, por tanto. Pero lo curioso es que también tiene mucho que reprochar a nuestros vecinos galos: durante la ocupación napoleónica de principios de siglo XIX, las tropas francesas se instalaron en el parque del Retiro, dejando destrozos importantes en toda la zona, incluido este Parterre.
¿El árbol más antiguo de Madrid está en el Parterre?
Esos destrozos se observan, por ejemplo, en el árbol más majestuoso de estos jardines: el ahuehuete. Se trata de un árbol no autóctono, de origen mexicano, que normalmente es más frondoso, pero al parecer, en este caso, las tropas napoleónicas podrían haber utilizado la leña de sus ramas para hacer fuego con ella. Sobre este árbol circulan diferentes leyendas poco verídicas, como que este ejemplar es pariente del mítico ahuehuete bajo el que lloró Hernán Cortés en la Noche Triste, en 1520.
Otro dato, aceptado por todos pero que habría que concretar de verdad, es el que atribuye a este ahuehuete el honor de ser el más antiguo de la ciudad, atribuyéndole en torno a 360 años de vida, como puede leerse en la página 328 del Catálogo de Árboles Singulares de la Comunidad de Madrid. Sin embargo, un letrero en el comienzo de la Senda Botánica 1 indica que es del siglo XIX. Es decir, que salvo que sea una errata, los responsables del propio parque lo contradicen. ¿A quién creemos?
En cualquier caso, este árbol es interesante por muchos motivos. Por ejemplo, por las tres ramas que perdió en una tremenda tormenta eléctrica hace unos cuantos septiembres. Sobre la especie en sí, llama la atención el hecho de que si tiene la suficiente humedad, nunca pierde sus hojas, pero eso sí afecta al color de las mismas: en invierno muy parduzcas, verde intenso en plena primavera y verde oscuro en otoño. Pese a su espectacularidad, la madera de los ahuehuetes es bastante débil, lo que probablemente les haya librado de muchas talas.
Cedros del Himalaya, competidores del ahuehuete
Desde la entrada por el Paseo del Paraguay, dos árboles rivalizan en estatura y porte con el ahuehuete. Son dos cedros del Himalaya, a los que algunas fuentes también les atribuyen varios siglos de vida, no sé si por su cercanía al ahuehuete o porque realmente es una especie que puede llegar a vivir centenares de años. Sea como sea, no están recogidos en el Catálogo de Árboles Singulares de la Comunidad, así que no sé qué pensar…
Cipreses recortados, los más llamativos
Pero por lo que he podido ver en mis visitas turísticas por el Parterre del Retiro, los árboles que sin duda más llaman la atención son los cipreses recortados de la zona oeste de los jardines. Y sí, son cipreses, y aunque no se parezcan a los típicos que encontramos en los cementerios, son de la misma especie: la común. Obviamente, no crecen así, sino que los conservan de esta manera los operarios del Ayuntamiento de Madrid, en formas difíciles de definir. Cada cual que lo interprete como quiera: cerebros, algodones, coliflores…
En cuanto a las especies de arbustos recortados, destacan los de formas piramidales, que delimitan los espacios y son laureles. Los de forma redonda son aligustres. Y el cuarto árbol en tamaño, nada más entrar por la puerta de Felipe IV, es el magnolio.
Las flores, en función de la época
Las flores no siempre son las mismas, depende de cuándo se realice la ruta turística por el Parterre del Retiro. En primavera, a la entrada de pueden ver lirios. En verano, los pensamientos y las petunias de diferentes colores son las que predominan en las zonas bajas. Otra de las especies que suele dar color a los bajos son las coles de jardín, sean blancas o moradas.Las flores, en función de la época
Todo esto y otros muchos detalles, como las esculturas de los Benavente, se pueden apreciar en una visita turística por el Parterre. ¿Lo conoces ya? ¿Qué es lo que más te llamó la atención cuando lo visitaste?
Fotos
photo credit: Parterre. Parque del Retiro. Madrid via photopin (license)
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